Cuento Corto N°1


Esta noche fría atraviesa mis huesos lentamente, tocándome con dolor punzante. No sé si levantarme o seguir luchando con el insomnio. No es un hueso, son todos… no quiero calmantes; prefiero un tranquilo dolor a una hemorragia digestiva como la ultima vez. Tengo el pecho adolorido, la planta de los pies ardiendo, el corazón triste, y arriba en mi conciencia, el recuerdo de sus ojos.

Hay imágenes en mi vejez, que alegran la soledad y la incertidumbre de la muerte. Siempre puedo evocarlas a mi antojo y me invitan a soñar con el futuro - incierto pero cierto-,…es lo que hago. Algunas veces me preguntan que cual es el se­creto que me trajo hasta esta avanzada edad -135 años-, sin deterioro sustancial de mi aptitud física y mental, y digo sin duda, que se debe a un consumo de transgénicos desde los 60 años, a vivir entre la montaña y el mar, al trabajo intelectual y físico -casi obsesivo-, y finalmente al miedo de morir,…que ya se me quito. 

Gastados por lo años, veo hombres y mujeres de 30, de 40 y de 50, acabados, angustiados por tener y soñar con tener sin aun poder haber vivido. Siempre lo posponen, los vence el cansancio, y al dormir envejecen porque sus sueños son oscuros. Van de prisa, como almas que lleva el viento, pendientes solo del dinero, de la posición, del status… ha­ciendo finales sin aun empezar. 

La vida así cerrada es oscura, es ciudad sin luz. Ya no me asombra el asombro que causo, pero me siento rodeado de viejos sin norte, sin música y poesía,… sin amor. Quisiera antes de morir, abrir un espacio en sus existencias, para sacarlos al paisaje de la vida,  que los necesita para armonizar. 

El frío se hace más intenso; y siento mi cuerpo helado. Acelero mi pensamiento, con los ojos fijos en lo invisible de aquel rostro, y apretando la almohada contra mi audacia entiendo que lo oculta el sueño. … y en lo más íntimo del recuerdo logro con claridad soñarlo. 

¿Qué le diré cuando le hable? ¿adónde la podre llevar? Si cuando despierte se queda, pudiera tal vez contarle que un día, soñé que este día le tomaría las manos.

lcrhca®