viernes, 21 de octubre de 2011

¡La belleza es cosa terrible y espantosa!


¡La belleza es cosa terrible y espantosa! Es terrible debido a que jamás  podremos comprenderla, ya que Dios sólo interrogantes nos plantea. En el  seno de la belleza, las dos riberas se juntan y todas las contradicciones coinciden. No soy hombre culto, hermano, pero he pensado mucho en este  asunto. ¡Ciertamente, los misterios son infinitos! Son demasiadas las  interrogaciones que aplastan al hombre contra la tierra. Forjamos las  hipótesis que podemos, sin jamás llegar a certeza alguna. No puedo siquiera  soportar el pensamiento del hombre de corazón noble y mente pura que  comienza con el ideal de la Santa Virgen y termina con el ideal de Sodoma. Es  más espantoso todavía que el hombre con el ideal de Sodoma en su alma no  renuncie al ideal de la Santa Virgen, y que, en el fondo de su corazón, todavía  arda, arda sinceramente, en deseos de alcanzar el bello ideal, lo mismo que en  sus días de juvenil inocencia. Sí, el corazón del hombre es vasto,  excesivamente vasto quizá. Lo preferiría más angosto. ¡El diablo conoce muy  bien el corazón humano! Y así vemos que aquello que el intelecto considera  vergonzoso, a menudo le parece de espléndida belleza al corazón. ¿Hay  belleza en Sodoma? Creedme, muchos son los hombres que encuentran su  belleza en Sodoma ¿Sabíais este secreto? Lo más horroroso es que la belleza  no sólo es aterradora, sino también misteriosa. Dios y el Diablo luchan en ella,  y su campo de batalla es el corazón del hombre. Pero el corazón del hombre  sólo de su dolor quiere hablar. Escuchad, que os contaré lo que dice...