miércoles, 25 de enero de 2012

¿QUÉ SIGNIFICA?


Significa desarrollar conciencia colectiva para elevarnos por encima del temor, de la ignorancia, y del aislamiento que nos hostiga, comenzando por admitir nuestra individualidad. Señalar el porqué y él para que, tratando de insistir en el principio de permanencia dentro del cambio, y es que el hombre por naturaleza lucha por conseguir “el devenir” que es justamente la tensión entre contrarios que lo pone en curso y en movimiento. 

Este hecho a veces nos dirige hacia la realización y otras tantas hacia la destrucción. A medida que aprendemos y extendemos nuestro conocimiento, aumentamos nuestra habilidad y la capacidad de pensar, crear y comunicarlo. Estamos evolucionando lenta pero eficazmente, y aunque la intervención inteligente acelera y extiende nuestras posibilidades, siempre corremos el riesgo de tomar caminos que conducen a la impotencia mental, a la insensibilidad, a la apatía moral, a la inercia intelectual, y a producir –como de hecho ocurre- “Tyrannosaurus” inadecua­dos para vivir en un mundo en evolución. 

Sólo ampliando nuestro horizonte y teniendo conciencia de la verdad, es que podemos visualizar que más allá de las diferencias estamos unidos por lo común y lo fundamental. Debemos reconocer que esta dispersión y fragmentación debe ser remplazada por una distribución ordenada y por un proceso unificador que le confiera sentido y finalidad a la vida. Necesitamos una dialéctica de la polaridad, en que la unidad y la diversidad se definan de nuevo como polos simultáneos y necesarios de la misma esencia. 

Nuestra situación no es nueva, pero nuestra respuesta debe ser nueva para lograr armonía productiva, signi­ficativa y creadora. Todos nos preocupamos seriamente por nuestro país y esta preocupación es consecuencia de los malos resultados y de la toma de conciencia de que algo malo ha sucedido. 

Desde luego, no ha sido una mera coincidencia que esta conciencia haya surgido en el momento mismo en que “esto” salió por primera vez al escenario: él y la ignorancia sacan provecho de las ferias, las fiestas parroquiales y hasta de cualquier esquina donde los transeúntes se agrupen, “explotando esa necesidad que en todas partes siente el pueblo de escuchar embustes y comprar panaceas” (Víctor Hugo/El Mar y la Noche/I) 

Señalar esta realidad y el compromiso de ayudar a cambiarla es lo que le confiere un impulso universal al pen­samiento colectivo. Reconocerlo servirá a un futuro que espera por realizarse con seres conscientes que piensan. 

¿Está en crisis la conciencia? ¿Nuestros pensamientos y creencias toman en cuenta la variedad, la posibilidad, la complejidad y la dificultad? Para definir esa fuerza que nos permite recrear nuestras vidas, debemos examinar los aspectos de la conducta que fuimos enseñados a creer que podíamos olvidar sin ningún peligro.