«Te borraras, como en los límites del mar se borran los rostros de arena»
La situación en el tiempo y la experiencia cósmica y social crean los datos sobre los que opera nuestra actividad intelectiva: ¿No es siempre el último dibujo el que decide la integridad de la memoria a corto plazo?¿No son los engramas los que hacen posible a la de largo plazo? La huella mnémica dice que el último rostro no será el más viejo, y si, él de la finitud; y que desaparecerá en el surco, de acuerdo al anuncio del pensamiento.
Cuando el rostro estalla, su dispersión profunda en el tiempo es la identidad de la regresión, de la reminiscencia, y el fin de la palabra. Para engendrar adecuadamente, nuestra condición itinerante es indispensable. Es necesaria la energía que saca a nuestra realidad de un estado vital, y rápida o lentamente nos conduce a otro.