jueves, 31 de mayo de 2012

La tarde y la noche


La tarde y la noche se han convertido en espacio perdido, en un instante presente aferrado al tiempo pasado, al éxtasis revolucionario. Fuera de tiempo, la tarde y la noche no saben nada mientras corren hacia atrás, obligadas por el discurso recurrente que es culto al orgasmo fingido.

La tarde y la noche contemplan aburridas, casi ociosas, algún movimiento de avance en la atmósfera, cuando de pronto, sorprendidas y confundidas, descubren en el mundo de lo secreto, la siniestra perversidad de la oscuridad. 

El hedonismo político, ese goce amoral y vicioso del poder, suele traer desgracias, ya que arroja a la miseria las esperanzas de los pueblos. Observa a la tarde, y a la noche…