domingo, 9 de septiembre de 2012

¡Ahora es ya demasiado tarde!


Supongo, que condicionadamente, abandonara, y si puede volverá desde otro círculo. Y es que cuando el pensamiento rechaza la línea recta, utiliza el círculo, que le permite estar en lo mismo pero de manera distinta. (...ese vivir permanente en el punto de partida, termina por hacerte saber que ya no existes, pues lo nuevo comienza a cada instante.) 
Una vez vencido por la línea recta, que acepta un origen y un fin junto a la superación del pasado hacia un futuro pleno; “vivirá sin el olvido permanente del tiempo”, pues los contrasentidos y las incoherencias nunca se cierran, y más bien perduran como distancias. 
El cuestionamiento que interroga las condiciones que hicieron esto posible, fue quien puso en evidencia toda la ficción, pese a su aparente claridad: Es la   Soberanía ausente ante la desnudez del momento, que como desierto rodeado de espejismos no se sostiene en el vacío. Es ese pobre espacio que desnudo, se destroza y esparce su escasez carente de contenido. 

Los responsables de la inexistencia que esto representa, no representan a nadie ni son signos de nada. No somos eso en el vacío. Somos las mareas que somos, somos la última palabra.