Eso de echar rizomas, arrojar a los otros los ripios, y vender desperdicios rentables, es como convertir lo que fue en lo que sea. Y confundir lo único con la última hora, es creer que se debe ser tolerante solo con lo reservado. Estar despiertos, rabiosos, y poder regresar como cuando salimos para seguir adelante, es como entrar y salir de la morada desocupada, es como alegrarse porque alguien que estando vivo o muerto está solo; definitivamente es como no querer saber, quienes son los que entran y salen por la puerta, para no tener que asumir nada.
Asi, como el olor a basura desaparece cuando permanece lejano, ese tufo, también nos declara impotentes con las manos arriba.
La madera seca y agrietada se acuesta en cualquier parte, como extraña cama húmeda en su inexplicable ridiculez. Qué momento de la vida para hacer cosas como esta, y cuanto se complica el valor para hacerlo solo. Lo grotesco y vergonzoso que es todo esto, fue la causa de que se sombrearan los rostros del resentimiento. Hoy lo vi de nuevo, y esto lo complica todo.