Los Warao - “gente de las curiaras”- en su mundo circular rodeado de agua por todas partes, veneran a “Hebu a Kanobo” que es custodiado por los “Wisiratu o Chamanes”.
Los maleficios chamánicos que originan enfermedades - Hebu, hoa y bahana- deben ser controlados para lograr armonía entre lo sobrenatural , lo material y lo espiritual. El Wisiratu detenta el poder de los dioses del norte, del este y del sur y lleva en su cuerpo a seis hijos de estos dioses.
En el Delta del Orinoco el terreno pantanoso se considera inadecuado para enterrar a los muertos, asi que lo colocan en una canoa apoyada en una plataforma de troncos de palmera de manaca, llena de tierra y envuelta en hojas especiales. La cubierta de barro es una trampa para espíritus, que será inspeccionada al día siguiente con objeto de identificar al Chaman responsable de la muerte. Las muertes que son causadas por Chamanes a través de una “flecha mágica” requieren que retornen para “chupar la sangre del cadáver” y ofrecérsela a un importante y sobrenatural Loro -, “toromu Warao” - que vive en el oeste.
El origen de una desgracia que cuando regresa rara vez se va porque tiene motivos para desatar el horror, proviene de viejas leyendas de ancestros que invocaban misteriosa figuras provenientes de los arboles o de los espectros de los muertos.
“Ya nacieron los vencedores que vengaran a los vencidos”
Wirinoko a mukojo (24/06/2011)
jotarao tane
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