
Para los “de mente alejada” mirar mas allá de lo que ven, dejó de ser real. Sus percepciones no corresponden a ningún estímulo externo, porque sus sentidos no las registran. En sus ilusiones, piensan que los demás se van a aprovechar de ellos, de ahí el recelo, convencidos de que están conspirando contra ellos. El miedo se convierte en un hecho que se observa en hombres que alcanzan poder absoluto; su palabra es el juicio definitivo sobre todo, incluidas la vida, la condena y la muerte; parece no haber límite a su capacidad de hacer lo que quieren. Son dioses, hasta que aparecen la enfermedad, la vejez y la muerte. Queriendo trascender a sus limitaciones, hacen como que que no hay límite para su apetito desordenado de placeres y de poder. Construyen sueños en todas partes, "quieren todo", "quieren lo imposible". Esto es demencia.
Demencia que crece durante toda la vida y mientras más se endiosan, más se aíslan; haciéndose mas temerosos, el mundo es su enemigo, y, para enfrentar el miedo resultante, aumentan su poder, su crueldad y su egolatría. Demencia que no sería más que mera locura si no fuese por el poder que ostentan, obligando a todo el mundo a reconocer que son lo máximo, lo más poderoso y lo más sabio entre los hombres. Como cada día los odian más, sus temores son justificados.