Perversidad
f. Malignidad, maldad muy grande e intencionada
Tendencia radical a hacer el mal por el mal mismo. La perversidad difama, humilla y denigra como entretenimiento para vivir de la polémica sistemática, colocándose como mártir para salir indemne y victoriosa. Siempre piensa que tiene la razón en todo.
Mientras demuele a sus víctimas, siempre da la imagen de «mártir perseguido» por quienes ha determinado eliminar definitivamente de la escena. Al ser capaz de desplegar una energía desproporcionada, la perversidad transgrede, expolia, siembra discordia y sospecha.
Mientras demuele a sus víctimas, siempre da la imagen de «mártir perseguido» por quienes ha determinado eliminar definitivamente de la escena. Al ser capaz de desplegar una energía desproporcionada, la perversidad transgrede, expolia, siembra discordia y sospecha.
Practicante de la confusión que es su estrategia, «es una mentira convencida que convence a otros». Lo que es verdadero es lo que dice en el momento. La mentira corresponde simplemente a una necesidad de ignorar lo que va contra su interés. Es por ello que rodea su historia de un gran misterio, que induce una creencia en el otro sin que nada se haya dicho: ocultar para mostrar sin decir.
No se interesa por la realidad, para ella, la ley es la de su deseo en el momento. Gusta de la controversia. Es capaz de apoyar una opinión un día y de defender las ideas opuestas al día siguiente, justamente para hacer renacer el debate o, deliberadamente, para chocar.