¿Existen?… ¡por supuesto! Observa como los de vida disfrazada se hacen los invisibles. Estos enemigos de tu existencia son numerosos. Discretamente, como si nada ocurriese, vuelve el rostro y observa la complicidad: algo grave sucede. Los reflejos detrás del parapeto confirman las sospechas. Cuando se precipiten hacia la puerta, veras que sonríen maliciosamente; y es en ese instante, que las miradas de entendimiento aparecen. Adivinaras entonces el motivo de lo que se trata. El dato ha trascendido y sin más comentarios todos sabrán que hacer…entonces encógete de hombros, porque ya lo sabes, y no es casualidad