No te confundas que no es el tiempo el que ha enloquecido, y más allá de la incredulidad por el sentido desvirtuado, es la justicia la que se derrite de vergüenza. Todo pasa y la expansión del “espacio- tiempo” continúa. Tal vez los caminos del destino no disculpen nuestros errores, pues no todos escuchan los ecos tristes que se repiten una y otra vez, desde el interior de las sombrías y enormes grietas; pero si son muchos los que han aprendido el alfabeto de la sumisión. Es allí, en la frontera que distancia, …en ese borde que llamamos del caos, donde se debe estar produciendo un verdadero cambio, que está lejos de los que están cerca, y también de los que están ausentes de este todo atropellado y bullicioso ir y venir.