Unas conciencias que buscan aquí y allá «confesiones a la fuerza» para obtener una excusa, en nada cambian al espíritu. La «hora lúcida» está desnudando a la política, psicológica y moralmente. Las boberías de los falsos están al descubierto, y la anticipación alcanza sus adherencias pútridas; por ello ofrecer resistencia es una regla.
Ya confiesan que el falso sistema al que sirven con mentiras y devoción, pertenece a la comedia y no pueden escudarse en ninguna forma de ignorancia, pues la visión en la reflexión de la estructura, no puede definir a la verdad en una situación semejante.
Hoy a la locura se le caen las máscaras. La desconfianza, la descomposición y las amenazas ruedan por el pronunciado declive de la realidad: … con la violencia de las medidas, en sus cabezas comienza a hacerse efectiva la idea de la dominación militar, más ya no popular...y cuanto más se retrase la solución, más intolerable se hará la tensión y, más terribles se volverán los medios...
¿Hasta qué punto las personas comunes y corrientes son capaces de obedecer órdenes criminales?