domingo, 9 de marzo de 2014

¿paz?

Mi novia me dio un pañuelo
con orillas de llorar...

Un tenebroso personaje, casi humorístico, y obstinado en fomentar la discordia, es incapaz de pensar que es más que nadie el autor de este desmadre. Al intentar precisar lo principal, se le opone la borrosa ambigüedad que todo el mundo ya cree conocer. La magnitud de su torpeza para explicar es tan irracional que hay que tenerle cuidado

Gracias a una cúpula, en la que todo, desde su patriotería hasta su socialismo, es sólo táctica (es decir, bluff, treta y engaño) estamos contaminados con la muerte, y al caer en cuenta de esta verdad, comenzamos a escuchar voces, lamentos, ecos, mensajes, y advertencias que surgen de aquí y de allá, aturdiendo nuestros oídos y señalándonos cuál es la respuesta más adecuada ante el mal. Pensar en lo peor es un oficio desesperado para descubrir que si queremos escapar de la trampa tenemos que buscar una salida que no anticipe el futuro a partir de nuestras experiencias del pasado. 

En este tiempo que ha sido distinto, es evidente que se enjuicia sin piedad una realidad: la ineptitud y la corrupción que nos han empobrecido masivamente por todo lo que se ha dejado de hacer como resultado de una insensatez nunca vista. Fue peor el remedio que la enfermedad, y quienes no quieren ver lo que está a la vista están contribuyendo a intensificar lo que sucede; «la eclosión de la verdad».

Hay seres de malvadas intenciones cuyo mayor placer es observar a sus víctimas «de cerca y bañadas en sangre y lágrimas ».