Pirro, rey de Epiro, curaba enfermedades tocando al enfermo con el dedo gordo de su pie derecho. Vespasiano, emperador romano (9-69 d.C.) podía curar tocando con sus manos las partes afectadas de los enfermos. Los curas católicos, también curaban de manera milagrosa, tocando con sus manos a los enfermos.
En el año 496 d.C. a Clovis, el rey de Francia, una noche se le apareció un ángel que le dijo estas palabras: "Para curar, lo que tienes que hacer es tocar con tus santas y reales manos mientras dices: 'Yo te toco y Dios te cura'. Esta historia está tomada de la Suma teológica del mismísimo Doctor Angélico, santo Tomás de Aquino, por lo que seguro es cierta. A finales del siglo IX la capacidad de curar "tocando con las manos" llegó a ser reconocida como atributo exclusivo de los reyes, y fue ejercida especialmente por los reyes de Francia y de Inglaterra.
En Inglaterra el rey Eduardo el Confesor (1042 a 1066), “tocando curo muchos enfermos"; resultados que fueron registrados como milagrosos. Lo mismo hicieron los sucesores hasta los tiempos de Enrique VII, quien transformó la ceremonia del "toque del rey” en un ritual religioso muy elaborado.
Con el acceso de Enrique VIII al trono de Inglaterra, la ceremonia del "toque” cayó en cierto desuso. En esos tiempos se desencadenó la controversia entre los curas franceses e ingleses, sobre el "toque del rey” ya que los curas franceses alegaban que, "CON LA EXCOMUNIÓN DE ENRIQUE VIII POR EL PAPA", los reyes ingleses "HABÍAN PERDIDO EL PODER DIVINO" que permite curar enfermos tocándolos con las reales manos.