El sistema está enfermo porque la fuerza primaria se salio de la realidad, se deformo y comenzó a actuar contra las leyes del universo. La distorsión se produce cuando el impulso primario empuja sobre la “unidad” o la distorsiona por dentro; y en la medida que avanza se sigue deformando en niveles sucesivos hasta que la luz se enreda.
La deformación siempre guarda relación con sistemas de creencias adquiridos y se arrastran toda la vida hasta que se despejan y realinean con una realidad mayor.
El problema de “creerse superior sin serlo” es que bloquea y deforma todo lo que está alrededor, llenándose de manchas oscuras y estancando a todo el sistema, por lo que tarde o temprano surge el principio de lo contrario.
Cuando comienza a deformarse la estructura cósmica, se comienzan a dividir las fuerzas en corrientes opuestas; y la unidad cae en divisiones sucesivas. Ahí se inicia el pensamiento disociado y comienza el miedo por la incapacidad de resolver los problemas.
Incapaz de aceptar esa realidad que se convierte en inconsciente, se precipitan o desgarran hasta llegar a una debilidad total.
Estas líneas de fuerza sobrecargan de tal manera a la unidad elemental, que la incapacitan para resolver el problema por alteración del equilibrio y la energía, llegando a producir deterioro del entorno con pérdida manifiesta de la sensibilidad, creando un bucle negativo que achata regiones enteras. La desfiguración, alteración o enmarañamiento termina afectando a todo el universo local
Afortunadamente hay solución para todos los afectados, siempre y cuando exista una visión de conjunto.
Epimenides 4 de junio, Siglo VI a.C