Como soy libre y puedo correr rápido, avance entre la muchedumbre indiferente e insensible, hacia el final de todo, porque quería “salvar el momento”. Nunca cambiamos. Una voz clara gritaba dentro de mí en voz alta y preguntaba ¿Qué haces? ¿Dónde has estado? ¿Estás bien? El pulso retumbaba en mis oídos, el corazón palpitaba enloquecido, y tuve que hacer una pausa para inspirar profundamente; lo que me recordó que podía terminar con mi vida.
—Tómatelo con calma —me advertí. Tenía la sensación de no estar aquí.
—No has cambiado en nada —dijo la voz con un tono irónico de desaprobación—. Esperaba alguna diferencia, pero aquí estás, como siempre. No hagas ninguna locura en mi ausencia.
—Lo intentaré.
El viento, encendió el fuego seguro de que alguien alcanzaría a apagarlo. -¡Quítate de mi camino! Y de nuevo corrí convencido de que podía “alcanzar al momento”
Sudoroso agradecía que mi herencia de cardiópata no se hubiese desarrollado, y aunque siempre dudaba de todo debido a un “escepticismo viral”, de mi corazón el cansancio había desaparecido, como siempre.
Rumbo al encuentro, me sorprendió el mediodía. Tome una buena bocanada de aire, mientras la voz me sugería que no me comportase como un héroe. ¿Por qué será que el tiempo pasa? ¿Por qué es tan desigual?
El camino seguía adelante, y yo seguía al camino. No es “déjà vu”, lo que ocurre es que los episodios se repiten. En la medida que me acercaba “al momento”, al tiempo le dio por transcurrir más deprisa de lo que lo había hecho hasta “ese momento”.
— ¡Vaya!
Al llegar “al momento”, lo examine con brusquedad y le pregunte que si alguien lo había visto. -¿Estás muerto?- No creo
-¿Por qué destruyes, robas y matas?
-Es complicado- contesto
-¿Por qué quieres todo?-¿Por qué destruyes sistemáticamente?- ¿Puedes explicarme eso, “momento”?
-Es muy sencillo-dijo la voz- ………………….Se trata de una competencia que existe entre los hombres más violentos y primitivos, para controlar a todos los demás. Es “brutalidad” en esencia pues no pueden proteger ni al débil, ni al pobre, ni al enfermo. Continua ejerciendo la paciencia y entrenando al corazón, que “el momento” que degenera ya esta espeso y lento, languidece y ya le tiene miedo a la puesta del sol.