El problema con las raíces, es que no sabemos adónde se dirigen; pero si no saltamos el profundo abismo, dejaremos que se nos hunda el yo. Y es que, nada nos exime de la responsabilidad de decidir sobre nuestro propio futuro, en un país que <<asumió la posición del cuerpo cuando se siente enfermo>>, a causa de que nuestro estado ontológico esta alterado y no sabemos que es lo que hay. Tenemos que quitarnos ese “mal aliento” descubriendo su verdadera razón y decidirnos a enfrentar el desafío, incrementando el elemento “sentido común”.
En los orígenes de este “padecimiento avanzado y de alto riesgo” hay quienes describen como factores desencadenantes: la progresiva pérdida de la esperanza, la risa y el buen humor característicos del temperamento de estas latitudes; y como factores agravantes: la falta de voluntad, de propósitos firmes, y de decisión (Ley de la postergación)
Hay tanto habitante verdaderamente interesado en volver a ser “ciudadano” y a ejercer la “ciudadanía” en procura del bienestar de sus comunidades; que han requerido de intérpretes del “texto sistemático,” para estar “siempre en el principio” y auxiliarse en “como reactivar el sentido común,” para ponerlo al servicio del “ciudadano extraviado” que quiere cambiar de actitud y que habiendo sobrevivido, perdió la noción de cómo hacerlo.
Esta enfermedad es como la “buba”, contagiosa e invertida por ser “un estorbo”, pero reflexione y recuerde que: “aquello que no le pertenece, se ira de usted”. Además que tratada a tiempo con penicilina; no daña la piel ni los huesos, asi que no afectara, ni la apariencia ni la capacidad para movilizarse.
Sin caer en ilusiones, que ya de eso el sentimiento está agotado, hay que confiar en los procesos de organización social de “los iguales”.
Antes de atravesar la puerta recuerde que “no se puede ir mas allá de lo que todavía no ha empezado”
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