viernes, 29 de julio de 2011

LOS NECIOS DE LO COTIDIANO


Observando a las personas se aprende que no hay que esperar nada porque es inútil. La conversación accidental no ofrece novedades y este tiempo perdido aburre. Quemado creciendo en lo improbable,  y ajeno a “los despreciadores” creo en la fatalidad como entrenamiento.  La vida distrae por muy trágica que se torne, pero como obra es una pérdida de tiempo.

No busco,  porque encontré todo lo que había: algunas “ideas ebrias” de algo,  que en su momento arrastraron problemas y   que se convirtieron en víctimas de la sombra.

Herederos de la imposibilidad, la incredulidad, la indiferencia y la duda, nunca hemos resuelto algo que impida las grietas y la destrucción.

“Perdimos todos”

“Los necios de lo cotidiano” se entregan al culto de la confusión,  creyendo que   vivir del  “pensamiento romo” les dará un tiempo libre para soñar y ya ven que atmósfera respiran. Cuando la creencia del saber es independiente de la idea y el concepto,  “los  necios de lo  cotidiano” se apropian del conocimiento sin entenderlo debidamente,  sin pensar en los conceptos que comunican y así,  el ascenso de lo ridículo se convierte en  un símbolo que aplaude la multitud.  Mientras…  impotente la inteligencia verdadera,  es incapaz de escribir lo que piensa, debido a que su proceso de adquisición ha sido racional y progresivo. Cuando interpreta   el deterioro orgánico y funcional que deslumbra transitoriamente a esta multitud, pendiente solo de la forma y no del contenido,    explica la ineficacia de todo acto realizado por estos agentes de inmadurez cortical y  promotores de la vaciedad.

Al penetrar los colores te das cuenta que en el fondo son lo mismo, provienen de lo mismo y van a lo mismo.

La gravedad ya dejo de ser moderada y paso a profunda.

“La vida distrae por muy trágica que se torne, pero como obra es una pérdida de tiempo”