
Se elevo la tierra y lentamente cambio el clima. Crecieron las hierbas, y se alteraron los dientes del Tapir. Sumergida en el espíritu del tiempo, la montaña ha permanecido asi desde entonces, acumulando su energía, adaptando y superando su inteligencia. Asi ha logrado sobrevivir.
De pronto apareció bañada por el agua de la tierra, para reinar en las selvas lluviosas, convirtiéndose en rey y reina del agua de los ríos, desde entonces hasta hoy en día. Descendiente de Sonta-an y Sonta-en, tu destino prefijado fue ser maestra de la verdad y protectora de las montañas, de las aguas, de los ríos y de la vida silvestre. Eres mezcla de la raza roja, anaranjada, amarilla, verde, azul e indiga. Evolucionaste como portadora de la vida para fomentarla y perdurar en el tiempo y el espacio, desde tu creación.
Cuando en las escuelas de la fe revelada todo se forja en el yunque de la necesidad y el martillo del temor, surgen las sublevaciones. Por eso te honramos y rendimos culto, porque perteneces al prójimo, porque traes lluvia y nos alegras el corazón.
María Lionza y El Sincretismo en click