miércoles, 12 de octubre de 2011

María Lionza

Se elevo la tierra y  lentamente cambio el clima.  Crecieron las  hierbas, y se alteraron los dientes del Tapir.  Sumergida en  el espíritu del tiempo,   la montaña  ha permanecido asi desde entonces, acumulando su energía,  adaptando y superando su inteligencia. Asi ha logrado sobrevivir.

De pronto apareció bañada por el agua de la tierra,  para reinar en las selvas lluviosas, convirtiéndose en rey y reina del agua de los ríos, desde entonces hasta  hoy en día.  Descendiente de Sonta-an  y Sonta-en, tu destino prefijado  fue ser maestra de la verdad y protectora de las montañas, de las aguas, de los ríos y de la vida silvestre. Eres mezcla de la raza roja, anaranjada, amarilla, verde, azul e indiga. Evolucionaste como portadora de la vida para fomentarla y perdurar en el tiempo y el espacio, desde tu creación.

Cuando en  las escuelas de la fe revelada  todo se forja en el yunque de la necesidad y el martillo del temor,  surgen las sublevaciones. Por eso te honramos y rendimos culto, porque perteneces al prójimo, porque traes lluvia y nos alegras el corazón.


María Lionza y El Sincretismo en click