Somos sistemas cerrados. El conocimiento es estudio del raciocinio; conjunto de procesos armónicos propios de una concentración mental efímera, perecedera. El conocimiento no existe fuera del cráneo.
No se han encontrado rastros o indicaciones de la esencia en el infinito íntimo o en el especulativo. Algo quiere manifestarse; eso es todo. Los pensamientos más peligrosos son los que pensamos con el contenido del cráneo, que es un espacio absolutamente cerrado.