sábado, 17 de diciembre de 2011

La puerta


Si decides no intentarlo y prefieres salir por donde entraste, es que no estás decidido a cruzar. Por eso no te sorprendas cuando al abrir la puerta encuentres una pared desnuda.

Siempre y mientras vivas, existirá una pequeña llama que arderá hasta el final. De ti depende como la utilices. La roca que abre la puerta secreta se mueve con inteligencia, no con fuerza; y es obvio que hace mucho tiempo que no la han podido mover. Sigues moviéndote en el mismo lugar e intentas mantener la mayor distancia posible entre tú y la puerta, pero solo saldrás de allí cuando muevas la roca, abras la puerta y la cruces.

Si eres ciego y no ves, pálpala, tantéala, asienta los pies con precaución para que evites los obstáculos y empuja. Cuando sientas una débil luz entenderás que eras ciego por falta de ella. Avanza, que avanzar es lo que da sentido a la vida…