En realidad, viejísima interrogante que no es problema distinto al de cómo conceptualizar algo perfectamente discernible.
Quiéralo o no, sépalo o no, la cuestión puede ser resuelta, pues el «habito habitual» es redundancia convertida en afección morbosa que surge de este modo de vivir sin alivio…Al aludir dejamos en suspenso el problema, y al discernir como lo vemos, imponemos la condición individual que es inmediata y radical.
Actuamos para hacer de la cotidianidad una abstracción y una realidad; por eso querámoslo o no, aunque nos aislemos para estar solos, tenemos que vivir con otros. Sin cesar realizamos acciones lineales al ir de un lugar a otro, y ejecutamos actividades cíclicas al pasar del silencio a la palabra y de la palabra al silencio.
Mutamos gradualmente y mientras esto ocurre ¿dónde termina él y donde comienzas tú?