El sentido permite descubrir cohesión a lo largo del tiempo, y es esta radical conexión imperceptible en apariencia, a la que decidimos pasar al fondo de la realidad para poder entenderla. Al discernir como se hallan ordenados para ejecutar sus funciones, se entiende como al realizar los cambios estos se manifiesten constituyendo el caos. Así que, más objetivo uno, más subjetivo el otro, los dos motivos impulsan el orden con que acontecen los procesos sobre la estructura del estado y la tragedia de nuestra vida cotidiana.
El resultado de hacer algo sin saber qué es lo que en ese hacer interviene y por qué se hace eso que se hace, es que el país va agonizando sin que podamos ganarle terreno a su muerte. No hay duda de que este horizonte ya no es una simple posibilidad, sino más bien el desenlace inexorable… El fracaso del Estado en sus funciones ha sido consecuencia de la invencible imposibilidad de ejecutar con normalidad todas las acciones en que interviene […] adaptados a la muerte parcial así provocada, vamos cesando paulatinamente. El hecho para quienes invariablemente contemplamos la misma, es la suma unitaria de errores que ahora se muestran con toda su real complejidad.
Lo que objetivamente es contemplable porque está a la vista, es que el país, víctima de atentados perpetrados por el régimen, se encuentra en coma profundo, y va a morir.